El fin de mi inocencia
... o de cómo a mi más tierna infancia me rebelé en contra de todas las instituciones.
La primera anécdota que contaré refiere más o menos en qué momento comenzó mi tenaz ateísmo, gracias al cual he vivido muchos años de natural y subversiva felicidad:
Mi madre y yo nos subimos a un microbús para ir a no recuerdo qué lugar, y a mi lado se sentó un señor en evidente estado de ebriedad. Yo, que iba quedándome dormida, recargué mi cabeza en su hombro. Mi madre me jaló hacia sí inmediatamente, y me propinó un coscorrón tan formidable que todavía me duele al recordarlo.
No entendí nada. Llevaba ya varias semanas en el catecismo siendo indoctrinada con la gran falacia de que “todos somos hijos de dios, todos somos hermanos”. Nunca mencionaron nada de los hermanos con aliento alcohólico. Chale.
Otro recuerdo: Un día mientras desayunábamos, le comuniqué a mi madre la escandalosa verdad de que mi hermana no soñaba.
-pero claro que tu hermana sueña, ¿por qué dices que no?
-es que ya van varias noches que me despierto para verla dormir, y no veo salir esa nubecita de su cabeza
Oh! Inocente de mí, que veía en las caricaturas que cuando tribilín se quedaba jetón, los sueños aparecían en una nubecita que le salía de la cabeza.
Por último, les contaré la vez en que recibí una muy nebulosa explicación acerca de los óvulos y los espermatozoides:
-bueno, ¿pero cómo le hacen para juntarse el óvulo y el espermatozoide?
-esteee no sé, hija, ¿qué te parece si te agendamos una cita con la doctora para que ella nos lo explique?
Cuando llegamos con al doctora, ésta dijo así: -Uuyy no tengo idea, pero en Sanborn’s venden un libro donde te dicen de qué es que va la cosa.
Y esta fue la manera en que, sin rebasar los diez años de edad, yo ya había aprendido que no hay que creerle nada a los padres, a la iglesia, a los doctores ni a la televisión.
La primera anécdota que contaré refiere más o menos en qué momento comenzó mi tenaz ateísmo, gracias al cual he vivido muchos años de natural y subversiva felicidad:
Mi madre y yo nos subimos a un microbús para ir a no recuerdo qué lugar, y a mi lado se sentó un señor en evidente estado de ebriedad. Yo, que iba quedándome dormida, recargué mi cabeza en su hombro. Mi madre me jaló hacia sí inmediatamente, y me propinó un coscorrón tan formidable que todavía me duele al recordarlo.
No entendí nada. Llevaba ya varias semanas en el catecismo siendo indoctrinada con la gran falacia de que “todos somos hijos de dios, todos somos hermanos”. Nunca mencionaron nada de los hermanos con aliento alcohólico. Chale.
Otro recuerdo: Un día mientras desayunábamos, le comuniqué a mi madre la escandalosa verdad de que mi hermana no soñaba.
-pero claro que tu hermana sueña, ¿por qué dices que no?
-es que ya van varias noches que me despierto para verla dormir, y no veo salir esa nubecita de su cabeza
Oh! Inocente de mí, que veía en las caricaturas que cuando tribilín se quedaba jetón, los sueños aparecían en una nubecita que le salía de la cabeza.
Por último, les contaré la vez en que recibí una muy nebulosa explicación acerca de los óvulos y los espermatozoides:
-bueno, ¿pero cómo le hacen para juntarse el óvulo y el espermatozoide?
-esteee no sé, hija, ¿qué te parece si te agendamos una cita con la doctora para que ella nos lo explique?
Cuando llegamos con al doctora, ésta dijo así: -Uuyy no tengo idea, pero en Sanborn’s venden un libro donde te dicen de qué es que va la cosa.
Y esta fue la manera en que, sin rebasar los diez años de edad, yo ya había aprendido que no hay que creerle nada a los padres, a la iglesia, a los doctores ni a la televisión.
2 Comments:
Pueeees...
No entremos en detalles. Pero sigo sin entender cómo es posible que personajes como Onésimo, Norberto y Sandoval Íñiguez sean unos mantenidos de primera.
Onésimo juega golf. Norbertito se codea con Miguel Alemán. Y Sandoval se avienta un speech que ni los más brillantes diputados hubieran pensado.
¿Qué acaso no deberían de ser humildes... por aquello de que you-know-who lo era?
¿De dónde sacaron tanta lana?
Yo nada más pregunto. Por cierto, mi deuda está saldada. El asilo está actualizado y será un ejercicio todos los días.
Saluditos.
Mejor cree en ti. No creas lo que dicen tus padres, mejor cree en lo que éstos hagan.
Todo dicho nos lleva a lo de siempre: la falta de respuesta a la creación del universo.
Chao.
Publicar un comentario
<< Home