foguelvaguen

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Nombre: Carola
Ubicación: Montreal, Canada

When my father passed away, it was as if all the colors disappeared, and my life suddenly became a dark, hollow spot. Then many months later on a cold, gray winter morning day I jumped in an earlier bus in Ave du Parc. The bus driver was singing out loud, coming up with new, impromptu songs as we passed by streets and intersections, and passengers just started to smile and rejoice. I smiled, too. And that’s when I realized that sometimes we all just need to jump in a singing bus. Life is full of free, amazing little moments and in Le bus qui chante I try to share all those little miracles that sometimes just appear in my days.

domingo, noviembre 25, 2007

Cosas que pueden pasar a -10 grados

La ciudad lleva ya unos cuatro días sepultada por la nieve, una nieve muy simpática si se le mira desde la comodidad de un departamento, y también si uno pasea, como nosotros ayer, por las calles tomando fotos del paisaje, o también gozando de la sensación de caminar sobre un medio metro de hermosa nieve blanca recién acumulada.

Ayer en la noche, sin embargo, no nos pareció tan simpática cuando nos quedamos un rato en una calle del viejo Montreal mientras Marc, que acababa de dejar las llaves adentro del coche, iba a buscar ayuda. (vale aclarar que antes de salir de la casa, vi que el termómetro marcaba frescos menos diez grados). Así que allí estábamos Mario y yo, congelados como paletas enmedio de la nieve, recargados contra una pared para protegernos un poco del aire. Por las ventanas alcanzamos a ver (y a oir) una cena-baile-chow, así que esperamos el tiempo que faltaba gozando del espectáculo de un travesti que bailaba con mallas y leotardo con sorprendente elasticidad, rodeado de sus bailarines y de unas gordis con gafete de oficina que se volvían locas cantando y meneándose al ritmo de ai dont wana nou, ai dont wana jirrrrrrrr!!!!!

(Y por cierto, la salida acabó genial y de madrugada tras pasárnosla bomba en el Boîte à chansons "les deux Pierrots". Hagan de cuenta un sapo cancionero, pero sin trova y con mucho rock!!)

viernes, noviembre 16, 2007

Cree usted que habla algo de francés?

Ensaye comprender lo siguiente:

(un clip de las mega, ultra famosísimas Têtes à claques, que reflejan fielmente el humor quebecuá)


¿No entendió ni madres?
no lo culpo nadita.

jueves, noviembre 08, 2007

III.
Ayer estuve platicando un poco con Gerard, un colega muy agradable y que además habla como ocho idiomas. A mí al menos me consta que su inglés, francés y español son perfectos, y al parecer su italiano es impecable.

Cuando le dije que hay otra colega Latinoamericana en la empresa (Jennie, que es de Nicaragua), se mostró sorprendido y me dijo medio sin pensarlo: -Ah! Qué curioso. A las únicas personas que he escuchado hablando en español, son las chicas que hacen la limpieza.-
Paf!!!!!!!!!!!!!! (Como de cartón de condorito)

II.
En Canadá, las profesiones se agrupan entre aquellas que están regidas por una “orden” y las que no. Las órdenes son organizaciones cuyos miembros pagan una cuota de afiliación, y esta membresía les permite ejercer su profesión en territorio canadiense. Ahora bien, quienes estudiaron en el extranjero deben someter su candidatura a revisión, dentro de la orden que les corresponde. Lo cual es decididamente un albur. Alibi, una peruana con la que a veces coincido en el metrobús, es ingeniera química en alimentos, carrera que como tal no existe en este país. Tras traducir y presentar desde sus boletas de la secundaria hasta su título de ingeniera, el ministerio de asuntos culturales le informó lo siguiente: su preparación equivalía al primer año de la carrera de biología. Le recomendaban inscribirse a una universidad y continuar los otros cuatro años necesarios para titularse de bióloga. Ahora es técnica en contabilidad.

Migraciones

Siempre he sentido cierta fascinación por todo lo que tiene que ver con el tema de la migración. La simple palabra, “migración”, mueve en mí ciertas fibras sin que sepa explicar muy bien la razón. Mi interés por el tema es tal, que ya estaba apuntada para empezar una maestría en estudios migratorios en Reino Unido, cuando dejé en suspenso el plan para migrar yo misma a Canadá.
Ahora, viviendo en una de las ciudades más multiculturales del mundo, todos los días me sumerjo en un mundo construido gracias a las personas que han emigrado desde lugares tan improbables como, por ejemplo, Madagascar o Ghana, siendo más común encontrar grandes comunidades de Pakistaníes, Peruanos, Chinos e inclusive Portugueses.

Los canadienses mismos son fruto de las migraciones inglesa y francesa, y de su encuentro/choque con las que ahora llaman “first nations”, o las comunidades autóctonas que, dicho sea de paso, son las que se encuentran en la situación más desfavorable en la escala social.
Hoy quisiera comentar, en este espacio virtual al que lo mismo se accede desde aquí que desde cualquier otro lugar del mundo, algunas de las cosas que me trae a la mente la palabra “migración”.

I.
Cuando tuve la oportunidad de estudiar en Suecia, el tema de mi trabajo final fue la asimilación de la comunidad chilena en dicho país. Junto con mi equipo, tuve la oportunidad de realizar entrevistas de fondo a varios exiliados chilenos, entre los que recuerdo en especial a uno que padecía del mal de Parkinson y a otro que nos llevó recortes de periódicos en los que su nombre aparecía en las listas de los perseguidos por el régimen de Pinochet.
La conclusión del trabajo fue que las primeras generaciones de emigrantes (casi todos asilados políticos), no se asimilaron a su nuevo país. Entre los muchos problemas que encontraron, cito uno muy representativo:
Luis era médico cardiólogo en Chile, y tuvo que huir y asilarse en una pequeña ciudad del sur de Suecia. Una vez allí, sus estudios no le fueron reconocidos. El gobierno le pagó una capacitación para que aprendiera a manejar los tornos.
-“Mis manos se estropearon, nunca más podría realizar una operación con ellas” – nos platicó Luis, mientras su esposa, que trabajaba ayudando a personas de edad avanzada a comer, vestirse, etcétera, nos servía café y galletas. “Mi hijo no habla español, ni siquiera con nosotros. Él ya es un sueco -de cabello negro-, aunque para los suecos sigue siendo un inmigrante. Pero mi mujer y yo no pudimos adaptarnos. –