De cómo me dio el síndrome de la jamaicona con una canción guarra
"escuchaaaaaa, yo tiamo tiamoooo.. cada vez que regañamoooossss yo tiamo tiamooo"
Oh! sí, es la mismísima canción de !!Yuri!!!!
Hacía algo de calor, el metrobús estaba lleno y se movía cual barco chafa, yo venía bastante cansada pues mi jefa estuvo una semana de vacaciones y a su regreso hubo muchísimo que hacer, y el escuchar de repente esa canción me hizo recordar, de golpe y porrazo, momentos felices con mis amigos, fiestas en las que acabábamos cantando a la susodicha y a Daniela Romo, (celoss de tu boca cuando besas a otros labios tengo celooos) la mega celebración en una trajinera xochimilteca con los amigos del trabajo de mi antes roomate, una adolescencia guarra con copete ponc y flans de música de fondo, en fin... que comenzó a darme un sentimiento de honda tristeza por los amigos que no están a la vuelta de la esquina, por mi familia y sus rituales en los que ya no participo (sábado y domingo de Vip´s, con la amiga de mi mamá a la que le decimos La Nena y que, después de casi diez años, todavía no se ha dado cuenta), por mi hijo Loro, por mi sobrina Perro, por tantas cosas que en mi vida pensé que llegaría a extrañar (los tlacoyos de la calle de José Martí los sábados por la mañana, por ejemplo... cada sábado hacía coraje porque la señora nunca tenía suficientes y había que esperar un ratote, en el que invariablemente pensaba en que la señora nunca ampliaría el changarro si seguía haciendio cada tlacoyo por encargo) en fin, que me bajé del bus antes de llegar a mi edificio, morada de la nostalgia y, por primera vez en mi vida, víctima absoluta del síndrome del jamaicón.
Yo, que en lapsos de tiempo mínimos suelo pasar por acontecimientos vertiginosos, cambios impensables y rediseños y mudanzas completos que incluyen por lo general cambio de casa, de trabajo o de cursos a los que me encuentro inscrita, yo, que me largué a estudiar a Suecia sin derramar una sola lagrimita (toooodo lo contrario), que soy conocida entre mis amistades por ser más adaptable que una cucaracha y más acomodaticia que la humedad, en fin.... yo que todo eso que acabo de mencionar, tuve que enjugar lagrimitas nostálgicas mientras escuchaba esta cancioncita que a continuación les comparto:
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